Hay por ahí un criterio que define al piano como un instrumento de percusión, pues las cuerdas son percutidas por unos matrillos. Durante algún tiempo, los alemanes intentaron llamar al pianoforte con la palabra Hammerklavier que literalmente quiere decir "teclado de martillos".
Clavicordio construido por Andreas Ruckers en 1636
El clavicordio está más emparentado con el laúd que con el piano en la forma en que se emite el sonido en éste: las cuerdas son pulsadas por un mecanismo que es activado por el teclado de una forma muy similar a la que se tocan las cuerdas de un salterio. La desventaja de este instrumento está en que las cuerdas son débiles y además no es posible hacer matices entre débil y fuerte. Por esta razón el piano se llamó "Fortepiano" que en italiano viene de las palabras forte y piano: Fuerte y débil. Posteriores modelos del instrumento fueron llamados pianoforte hasta llegar al moderno Piano de la misma forma en que al violoncello se le conoce sencillamente como Cello.
El Clavicordio venía en varias formas y tamaños. La característica más notable, a mi criterio, es la inclusión de varios teclados o "manuales". Éstos permitían hacer matices en la música y dar diferentes efectos. Se podía tocar uno solo o dos al mismo tiempo, activando unas clavijas. También había clavijas que cambiaban la orientación de las púas pulsadoras y con ello se obtenían sonidos diferentes . Así como los órganos, los clavicordios jugaban con la idea del sintetizador.
Detalle del mecanismo de un Clavicordio.
El tema de los clavicordios es tan interesante y extenso que bien merece un post propio...
La música de Bach trasciende al instrumento. Eso ya se había dicho pero aún no hemos materializado tal afirmación. Para hacerlo les invito a que escuchen la Toccata y fuga en Mi menor, BWV914 en clavicordio y posteriormente en Piano.
La pieza tiene 4 secciones:
Una introducción a manera de preludio.
Una pieza en forma de doble fuga, sin ser estrictamente una fuga.
Un adagio.
Una fuga a tres voces.
Piano Steinway modelo C.
Clavicordio de dos manuales Hubbart, 1975
Las diferencias son muy notables, comencemos por la dinámica.
El Piano permite hacer matices entre voces, es decir, nos permite dar el énfasis adecuado a la voz que lleve el tema. En el caso de esta Toccata, en la segunda sección es posible escuchar 2 voces que inician en el mismo compás. Estos son los temas de la fuga doble y en el piano es muy fácil hacer énfasis en una u otra (claro, decir "muy fácil" es relativo).
En la segunda grabación podemos escuchar la misma pieza con clavicordio. La primera cosa que hay que mencionar es que la obra está medio tono abajo. Esto se debe a que en tiempos de Bach la afinación estándar para LA3 era de 415 Hz en lugar de los 440 de hoy día. Los instrumentos construidos bajo especificaciones de aquéllos tiempos estaban diseñados para alcanzar su mejor sonoridad bajo esas condiciones de afinación. Por ello se respetó la afinación Barroca en esta grabación.
En clavicordio casi ningún acorde suena bien sin algo de strappa, que es la ejecución de las notas de un acorde en forma sucesiva opuesta a conjunta, como se hace hoy día. Esto era tan común en aquéllos días que solo algunas veces se indicaba la strappa explícitamente. Lo mismo sucede con los retardos y los adornos. Es común hacer exageraciones en la duración de las notas; el ocasional rubato. Por ejemplo, las notas con puntillo se tocan como si tuvieran doble puntillo. Los adornos como trinos y mordentes se tocan con más repercusiones y a mayor velocidad.
Como ven, es una cosa deliciosa pero tortuosa decidir entre el clavicordio y el piano...
Para seguir hablando de la trascendencia de la música de Bach veremos una transcripción hecha por Franz Liszt de una fantasía para órgano del maestro alemán.