Sunday, May 29, 2005

Otra de Chinos.

Hoy recordé una cosa muy desagradable que pasó con un montón de Chinos que llegaron a vivir cerca de mi casa.

Hace tiempo, llegaron a vivir un montón de chinos -pienso que unos 30- a una casa en la cuadra vecina a la mía. Tenían la casa como si fuera una vecindad: tendiendo sábanas mojadas en las ventanas, dejándo las puertas abiertas, etc. Imagínense la cantidad de basura que esta gente generaba a diario: había tanta que bloqueaban la banqueta y atraían a las ratas de toda la cuadra. Era algo triste ver cómo esa gente vivía así.

Lo raro del asunto es que nos comenzamos a dar cuenta de que estas personas no vivían así por necesidad, sino POR QUE QUERÍAN. Todos tenían trabajo, pues resultó que tenían un restaurante. Observamos que en dicho local tenían siempre todos los lugares ocupados e incluso había gente esperando lugar para comer. Por 45 pesos te servían sopa, guisado, guarnición y Té helado. ¿Entonces por qué vivían en hacinamiento? ¿Por qué tenían la casa en tan malas condiciones? Simple; por marranos.

Lo peor no se acaba ahí.


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Cuando llegó el verano, los niños de la cuadra comenzaron a buscar algún trabajo como es su costumbre. Esto siempre se me hizo muy respetable y admirable respecto a mis vecinitos. Mi hermano menor capturó el espíritu de "son vacaciones, voy a trabajar para tener pa' mis chicles" y buscaba trabajo con sus amigos. Lo que ganaban les servía para irse al cine, comprar discos, ropa, y darse gusto con chucherías y el orgullo de haber trabajado por ellas.

Por ello, los vecinitos decidieron esta vez probar suerte con los amigos Chinos en su restaurante. Solo tres de siete que pidieron empleo lo consiguieron y solo uno de los que si entraron a trabajar al restaurante aguantó permanecer ahí más de dos semanas.

Las historias que estos chavitos contaban eran espantosas: Chinos que les gritaban a todo pulmón por idioteces como no correr con los platos de sopa llenos ( no me refiero a que estaban corriendo con los platos, sino a que NO lo estaban haciendo) Además supimos que a los niños se les descontaba de su sueldo la comida (les pagaban 200 pesos a la semana por medio dia de trabajo) y a alguno de ellos se le negó su pago, razón por la cual renunció. Les gritaban por no apresurar a los comensales a desocupar lugares durante la hora pico (las dos de la tarde) y por no tener las mesas limpias inmediatamente después de que una persona desocupaba su lugar (literalmente al INSTANTE) . Me comentaron que incluso los regañaban por no sentar a varias personas de grupos diferentes en una misma mesa, cosa que no es costumbre aquí.


Las cosas pasaron de mal a peor cuando un olor nauseabundo y una plaga de ratas comenzó a invadir a la cuadra. Olía a sudor, patas, basura, etc. Mis vecinos de la cuadra siguiente comenzaron a pedirme que sirviera de intérprete con los orientales pues ninguno de ellos (los vecinos) hablaba inglés como para comunicarse con los chinos y el español de éstos últimos era solo peor que su inglés. Yo les comentaba amablemente que por favor no fueran tan puercos y que guardaran mejor su basura. Pues lo hicieron: comenzaron a tirar su basura en los basureros de otras personas (uno de los pecados mortales entre vecinos). Los chinos comenzaron a portarse groseros con todo mundo: cuando uno pasaba frente a su casa/pocilga se podía ver a unos tres o cuatro de ellos exhibiéndose en paños menores señalando, diciendo cosas en chino y riéndo. Esto me pareció bastante ofensivo.

La situación continuó así por seis meses. El dueño de la casa estaba desesperado por que los chinos la tenían en muy mal estado y nosotros los vecinos estábamos hartos de la peste y las ratas (yo era felíz matando ratas con mi rifle de copitas). Entonces comenzamos a darnos cuenta de algo: los gatos de la cuadra estaban desapareciendo. Era lógico y nadie lo había notado: en la cuadra siempre ha habido muchos gatos y nunca ratas, mientras que las cosas eran al revés ahora. A mi no me gustan los gatos pues han hecho bastantes masacres de periquitos en mi casa. Cuando veo a uno en la barda del patio, le disparo con mi rifle. Esto a mis vecinos nunca los ha molestado pues saben perfectamente, cuando escuchan los gritos de mi mamá por encontrar los cadáveres y plumas de los periquitos, que alguno de sus estúpidos minimos ha hecho de las suyas.

Nunca, sin embargo, he hecho un holocausto de mininos. Ahora sencillamente no había felinos... ahora que lo pienso también desaparecieron los perros negros callejeros que vivían por ahí... Un día entre la basura que propinaban los chinos a la comunidad aparecieron los huesos de un animal raro. La vecina que le tocó hacer el hallazgo confirmó mediante veterinario que los restos eran de un gato. Por el color blanco de los huesos se intuía que les habían quitado la carne hirviéndolos. Con esta evidencia, el casero consiguió una orden de cateo para entrar y revisar el estado de la vivienda. Nadie pudo preparalo con lo que estaba por encontrar. El departamento de salud (o salubridad, no sé...) clausuró el negocio de los marranos estos y apoyó al casero para sacar a los Chinos de su casa. Cuentan las malas lenguas que la gente de salubridad sospechó que el restaurante de los Chinos servía muchas cosas con carne y mostraba pocas facturas de mataderos o carnicerías. Si uno pedía un pollo Kung-Pao o un Chow-Mein seguramente le daban minino. Gato por pollo. Esto es solo un rumor, claro. Lo que no es un rumor es que el casero encontró un pequeño matadero en el patio y un destazadero en la cocina. Resultó además, que los 30 habitantes de la casa eran inmigrantes ilegales y que los verdaderos dueños del restaurante eran otros dos chinos -residentes legales desde hacía 15 años- y tuvieron que deportarlos, a los 32 de ellos. (Yeah, baby!)

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La historia relatada aquí es real y ningún detalle ha sido exagerado o cambiado. Solo omito la dirección de la casa donde vivía la horda de marranos por respeto al dueño y a quienes vivan ahí ahora.

Para más historias de horror respecto a los Chinos, no olviden leer este blog más a menudo.



2 Comments:

Blogger Lino Coria said...

¡Viva lo politically incorrect!

Monday, May 30, 2005 1:36:00 PM  
Blogger Antonio Bricio-Hernández said...

Me cae bien ser políticamente incorrecto... a veces... lo fuerza a uno a hacer reflexiones medio arañas.

Como dices en tu blog: todas las generalizaciones son malas, pero partiendo de mi experiencia, de 10 chinos que he conocido los 10 han sido embusteros, marranos, mentirosos y sobre todo ventajosos.

Aunque lo que digo es equivalente a decir que "todos los del ITESO son unos mariguanos"...

Monday, May 30, 2005 2:31:00 PM  

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