Tuesday, June 14, 2005

Esto sucedió hace mucho tiempo...

La primera vez que toqué un concierto para piano de Mozart estaba muy nervioso. Ya antes había tocado el concierto para piano Nº5 de Beethoven, pero esto no era lo mismo pues Mozart era muy diferente a lo que estaba acostumbrado: La claridad con la que hay que interpretar ciertos pasajes era cosa muy difícil para mí. Acostumbrado a tocar Bach siempre buscaba yo la forma de analizar lo que tocaba siguiendo los mismos principios, pero éstos no se aplicaban a Mozart... o al menos eso creía.

La encomienda era el concierto para piano y orquesta Nº21, KV467 en do mayor. Este concierto es muy conocido y marca el último de los conciertos 'para piano' de Mozart en el sentido de que el resto de sus concerti eran más bien grandes obras sinfónicas.

Estudié y estudié. Me sabía todos los pasajes, la interacción con la orquesta... no podía sin embargo conectarme con la obra. Me sacaba de mis casillas no entender qué rayos estaba pasando. Me dió gastrítis, una dermatitis nerviosa y juraría que se me cayó algo de cabello o por lo menos así me sentía.

Por fin, llegó el día esperado. El periódico local solamente sacó una nota brevísima que decía algo así como: "José Antonio Bricio Hernández interpretará un concierto de W.A. Mozart en la casa cultural Colomos acompañado por la orquesta juvenil de las américas. Se tocarán también obras de Schubert y Haydn. La cita es esta noche a las 20:30 horas. Entrada libre". Nada más... todo sin la pompa y fanfarria que mi crecido ego de 16 años esperaba.


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La presentación se dió sin inconvenientes. Sentí que toqué todo como 'robotito' y pensaba en las señoras gordas y ruidosas que estaban en la primera fila. Estas señoras se la pasaban diciendo durante el segundo movimiento "¡Ay, esa la toca Richard Clayderman... ese sí es un fregón!". Yo me deshacía por dentro de la rabia. Para colmo de males, las señoras llevaban su botanita. Así es, ladies and gentlemen: las señoras estas llevaban algo para estar comiendo. Pobrecitas.

'Bajé' (no había escenario, ni una tarima: todo era a nivel del público) del escenario sintiéndome muy mal. La gente estaba más agradecida de que el concierto había terminado y que ahora podrían pasar a ver la exposición de pintura que en el salón detrás había. La verdad es que estaban ansiosos por ir a comer queso y tomar vino barato que por ver las pinturas, pero igual yo me sentía de la fregada.

Entonces, se me acercó un viejito y me dijo: '¡has tocado muy bien, muchacho! ¿de quién era la cadenza?'. Se me iluminaron los ojos, comenzé a pensar que por lo menos este señor había puesto atención. Le contesté amablemente y le recordé que dentro de unos cuantos días más tendría un recital de piano solo en el mismo lugar, que por favor viniera.

Para la siguiente presentación sucedió lo impensable: no habría piano. El patrocinador (me reservo su nombre) tuvo un conflicto con las honorabilísimas autoridades del ayuntamiento y había decidido llevarse su piano, un Petroff de cola completa. Haciéndo lo imposible, decidí llevar mi piano: un piano digital Roland, ni siquiera uno de verdad. Comenzé a desesperar de nuevo.

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Durante el recital la gente estuvo atenta y callada. De pronto se escuchaba un relajo en la parte de atrás: eran los de la exposición de pintura otra vez, que alentados por el pintor expositor (Jorge Monroy) platicaban y hacían chacota a todo volúmen. Al terminar de tocar una sonata de Beethoven decidí que ya había tenido suficiente desmadre por una noche. Sin embargo, alguien en el público se levantó y gritó a todo pulmón: "¡Cállense, que no dejan oir nada con su alboroto! ¡Demuestren educación y cultura señores, por favor!" Acto seguido se escuchó un aplauso del público que me escuchaba y yo agradecí con la cabeza al valiente señor.

Nunca supe quién fue ese señor, pero lo que hizo me hizo considerar que lo que hacía era valorado por alguien.

Decidí no dejar de dar recitales y continuar estudiando.

16 Comments:

Blogger Raquel said...

No te chocaba cuando llevaban tecladitos a los recitales??
Mozart es dificil, como dices tu, requiero muchisima claridad...
Saludos!

Tuesday, June 14, 2005 8:57:00 PM  
Blogger Antonio Bricio-Hernández said...

Me choca que lleven tecladitos a los recitales... por supuesto!!!!

Es nefasto, pero a veces es todo con lo que se contaba para hacer el recital. Lo que me molesta es que anuncian esos recitales como si Van Cliburn mismo viniera a tocar.

Te presumo de paso que la presente temporada de conciertos de la filarmónica de Jalisco será un ciclo de Rachmaninov: Tocarán los 4 conciertos para piano y la Rapsodia sobre un tema de Paganini.

Tuesday, June 14, 2005 9:07:00 PM  
Blogger Mario said...

De cuasualidad estos conciertos de la filarmónica ocurriran entre el 16 de Agosto y 6 de Septiembre...se supone que por esas fechas estaré en Guadalajara

Saludos!

Wednesday, June 15, 2005 1:44:00 AM  
Blogger Antonio Bricio-Hernández said...

No, Mario... el primero es este viernes y el último es el 15 de Julio (visita www.ofj.com.mx). Pero si estarás en GDL hay que reunirnos, para echar el cafecito =).

Wednesday, June 15, 2005 9:22:00 AM  
Blogger Diana Carolina said...

No dejan de ser molestas en cualquier momento las interrupciones y el mal comportamiento de la gente en un evento cultural. Hay algunos en los que se requiere la participación del público, pero la mejor en un concierto sin duda es su SILENCIO.

No hay nada más desagradable como el estar sentado junto a los jovencitos preparatorianos o de secundaria, que van OBLIGADOS por sus profesores de la clase de 'Artísticas', a escuchar los conciertos y después hacer como 'tarea' una reseña de lo que 'vieron'... Los verás entonces con sus libretitas y señalando a la gente, hablando todo el tiempo...

En algunos conciertos de la temporada pasada de la Filarmónica de Jalisco, Antonio y yo nos sorprendimos de que la gente no aplaudiera 'entre movimientos'. Tal vez esto sea un poco más tolerable, la gente es distraída o se emociona con la obra; pero conozco personas a las que esto les resulta 'imperdonable' y sin embargo, se dan el lujo de estar platicando de sus 'charlas cotidianas' en pleno concierto, nada más porque no es precisamente su favorito. Lo peor es que se eran músicos!

Respeto..........

Una palabra, un concepto muy usado y escuchado, pero, será que no lo hemos asimilado del todo???

Wednesday, June 15, 2005 9:27:00 AM  
Blogger Lino Coria said...

Castigo físico y económico para los ruidosos.

Wednesday, June 15, 2005 1:31:00 PM  
Blogger Mario said...

Hecho!

Wednesday, June 15, 2005 2:39:00 PM  
Blogger Antonio Bricio-Hernández said...

Ya sé, Lino: En los teatros deberían poner una jaula colgada en lo alto del techo, con el cadáver del último ruidoso.

Wednesday, June 15, 2005 3:54:00 PM  
Blogger Diana Carolina said...

Uy! Eso me recordó al Dr. Lecter...

Genial!
=P

Wednesday, June 15, 2005 4:46:00 PM  
Blogger Raquel said...

Andele! va a sufrir mucho con esos conciertitos...haces el debido review, eh??
Ah! se me olvidaba...
Finden Sie einen Raum!!

Wednesday, June 15, 2005 5:55:00 PM  
Blogger Unknown said...

Yo quiero tener amigos cultos como tu :P

Yo también me identifico con eso de tocar y no tener escuchas adecuados...

Siempre me pasa que llego a alguna reunión y como se tocar guitarra, me piden que toque algo, pero yo no se canciones populares ni me interesa tocarlas, así que empiezo a tocar un blues y normalmente pierdo el interés del público...para qué me piden que toque si les advierto que no lo van a disfrutar?

Wednesday, June 15, 2005 9:11:00 PM  
Blogger Antonio Bricio-Hernández said...

La música es para uno mismo, mi buen Pato: si a los demás no les gusta pues que se vayan al...chosto!


Gracias Raquel, seguiré tu consejo... ja ja ja!

Thursday, June 16, 2005 9:32:00 AM  
Blogger LiCoCi said...

Caray me imagino la frustración de un jovencito, haciendo lo que una verdadera minoría se atreve en este país y lidiando con esos barbajanes......eso si es muy impactante. Fíjate que en una ocasión un patán atras de mi, estaba comiendo pepitas (semillas de calabaza tostadas). No me atreví a voltear ni siquiera a verlo, porque lo estaba haciendo evidentemente por llamar la atención y actitud retadora. En el intermedio me levanté y aproveché para ver quién era y sorpresa, era un compañero de trabajo que dizque hizo un doctorado en la URSS!!. Nada más para que veas que en todos lados se cuecen habas, como dicen por ahí. Un barbaján posgraduado (es bastante farsante como muchos en el medio de la seudoinvestigación de nuestro país), que de nada le sirvió la experiencia que vivió y que con un complejo mayusculo, usó un evento tan noble para hacerse notar.
Vamos a coincidir por esos días con Mario y yo les pido que me inviten al cafecito....no sean malos.

Thursday, June 16, 2005 11:51:00 AM  
Blogger Diana Carolina said...

Le creo, Don Lino; la educación no siempre va de la mano de la preparación, aunque se supone que debería ser lo más sensato. Ya le platicaba que unos compañeros músicos se ponen a platicar en pleno concierto, muy quitados de la pena, y sin embargo se escandalizan cuando la gente aplaude entre movimientos...

Qué bueno que viene de visita a Guadalajara! Será genial que Mario, usted, Antonio y yo, nos podamos reunir para el cafecito y la charla amena!

Claro, si me invitan! je je.

Saludos =)

Thursday, June 16, 2005 2:34:00 PM  
Blogger Antonio Bricio-Hernández said...

Diana, Don Lino, Mario y Yo apuntados para el cafecito. Más visitantes son bienvenidos: the more, the merrier.

Thursday, June 16, 2005 2:41:00 PM  
Blogger Mario said...

órale Raquel, tú también apuntate! =)

Friday, June 17, 2005 2:39:00 PM  

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